martes, 3 de diciembre de 2013

“A puerta cerrada” Jean- Paul Sartre: Concepto de infierno

Laura Isabel Romero Yáñez

A puerta cerrada
El infierno está concebido de diversas maneras en las que resalta en su ambientación el sufrimiento del hombre condenado por sus acciones en la vida, este sufrimiento había sido plasmado como lo dice Garcin al intentar dejar el cuarto: “…Lo acepto todo: los borceguíes, el plomo derretido, las tenazas, el garrote, todo lo que quema, todo lo que desgarra; quiero padecer de veras.” (p.51). El dolor de lo hecho en vida lo “tenía” el infierno en tortura física con terribles temperaturas, paisajes rojos, calderas o bien como Dante nos permite atestiguar: un infierno que sólo castiga el pecado que marcó  al personaje, sin misericordia alguna desgastando psicológicamente y físicamente al hombre; sin embargo Sartre nos presenta esta idea renovada dónde el escenario es un tanto simple: un cuarto cerrado, ningún espejo y tres personas encerradas, condenadas por el maltrato a terceros. Este “infierno” si bien es un tanto caluroso, es bastante cómodo, pero de cierta manera está diseñado para nuestros tres personajes. Ellos van concientizando su estadía en el cuarto y de la manera más asombrosa entablan una dependencia que ellos mismos aceptan al conocer lo peor de cada uno. La cuestión del infierno no pasa desapercibida para ellos y la abordan repetidamente en la obra, cada vez con diferente nivel de conciencia y resignación. Sartre introduce en su historia esta habilidad del ausente de observar su contexto previo y la evolución del mismo, dándoles tiempos para ver que significaron y lo que significan ahora. El dolor de Garcin y Estelle por la situación posterior a su muerte es de naturalezas muy distintas en cada uno pero muestran la debilidad que Inés simplemente no ve ya que ella tiene la conciencia de haber “desaparecido” casi automáticamente después de su muerte.
El infierno lo conforman el desapego a la “vida real” previa, la constante presión que ejercen entre ellos y el miedo de ser olvidados, desechados y rechazados, esto afecta y es propio de cada personaje de manera distinta, si bien sus preferencias y faltas son las que los hacen encajar a la perfección es igualmente la razón por la que se disgustan y de cierta manera se repelen hasta que se entregan a “la verdad”, por lo que abiertamente sin opción alguna anuncia el triángulo de dependencias con el que aceptan vivir para siempre.
Jean-Paul Charles Aymard Sartre 

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