Laura Isabel Romero Yáñez
Luigi Pirandello |
La familia que llega al escenario presenta una revolución
de los personajes vistos, éstos si siguen patrones previos, sin embargo siendo
ellos creados y “olvidados”, es posible acercarse a ellos como humanos comunes
y corrientes. Su procedencia e historia, dicen ellos fue creada pero
abandonada, y al verlo claramente, ellos
asimilan la vida “real” que por lo tanto buscan desesperadamente regresar a ser
la historia que va a ser representada y no solo una historia perdida. Su anhelo
yace en un director dispuesto a pasarlos frente a un púbico y que divulgue y
esclarezca su vida – historia, es claro que ellos de cierta manera no
necesitaron, ni necesitaban a una persona en específico, sino a un público ya que
sin necesidad del director ni escenografía sus vivencias son contadas y se
desarrollan de la manera más natural que revive cada instante de ellos.
La conexión más importante es el hecho de la
similitud de estos personajes a lo cotidiano, no son sólo personajes con una
vida diseñada, son también humanos que buscaban el origen de su sufrimiento y
padecimientos, mientras que reclaman haber perdido al responsable de sus
desdichas, a su autor, también
reclaman la oportunidad de salir y conocerse, de librarse del magno peso con el
que cargan.
Seis Personajes en busca de un autor |
Presentarse la pregunta de poder hacer de una
historia cotidiana, una representación teatral es un tanto ajena, en la misma obra vemos la magnífica intervención
de estos personajes que fácilmente sustituyen con un papel claro y poco ambiguo
de un representante en el momento sin identidad llamado: actor. Ellos a diferencia
del montón y valioso grupo de actores de la compañía cargan con un papel
permanente como todos lo hacemos, si los actores mencionados cargaran con un
título especial, no tan genérico, podría fácilmente arrebatar la “escena”. Cabe
mencionar que la familia “extraviada” es presentada con nombres genéricos de
orden familiar (hijo, hijastra, padre, etc.), pero son introducidos con
características y una historia peculiar y propia de cada uno.
Considerar a la vida como una obra de teatro es un
tanto idealista, porque la pregunta de la muerte surge, cuando en teatro muere
un personaje que tan en serio lo tomamos, alguien que lo toma a la ligera sería
incapaz de pensar en la vida como una obra, pero alguien que siente el dolor de
una muerte, probablemente esté cercano a apreciar la vida como una
representación teatral que va totalmente en serio, como Pirandello nos enseña.
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