Esta obra escrita por Jean
Paul Sartre se trata sobre una historia con tres personajes. Garcin, un
soldado desertor, Inés, una mujer manipuladora y Etelle, una chica de clase
alta. Ellos se encuentran (según afirman) en el infierno, tras haber muerto. En
un principio, los tres se encontraban confundidos sobre cuál propósito servía
encerrarlos en un cuarto sin ventanas ni salida alguna. Conforme se desenlaza
la historia, se dan cuenta de que su castigo era la compañía misma de cada uno.
Todos siendo verdugos y víctimas simultáneamente.
Primero está Garcin: un hombre al
que le horroriza su propio ser. A él, aparentemente, no le importa el hecho de
que se encuentren encerrados por toda la eternidad, su única preocupación es el
acto de cobardía que realizó en vida al escapar de su servicio militar.
Constantemente se mantiene quieto, en perfecto silencio, tratando de escuchar a
aquellos que dejó en la Tierra con la esperanza de escuchar que su vida no
fuera recordada sólo por el acto de su cobardía.
Después se encuentra Inés. Una
mujer que afirma su naturaleza cruel y la disfruta. Éste personaje es quien más
acepta su destino de los tres, sin embargo, contiene un increíble desprecio
hacia Garcin y Estelle.
Finalmente, está Estelle. Una muchacha
de alta sociedad que al principio vivía en la ruina pero al casarse con un
hombre rico adquirió un nuevo estilo de vida. Pese a su fortuna, la desfortuna
la asecha. Engaña a su esposo con un hombre pobre con el que tiene a una hija.
Pero la mata y la arroja a un lago, causando consecuentemente, el suicidio de
su esposo al enterarse este de tal atrocidad.
Cada uno intenta mantenerse en un
rincón a petición de Garcin, por toda la eternidad, sin embargo no pueden
evitar interactuar uno con el otro. Como no se pueden ver a sí mismos y ya
nadie más los puede ver excepto por las personas dentro de esa habitación,
necesitan alguna forma de confirmar su existencia. Pero al basar su existencia
en la interpretación de estos trastornados, se forma una obsesión por cambiar
la realidad. Cambiar su propio ser por medio de los ojos de los demás.
Es por ello que cuando Garcin se
encuentra frente a la puerta abierta, no se atreve a cruzarla, necesita
probarle a Inés que él no es un cobarde, necesita resistir las tentaciones de
la bella Estelle. Necesita superar a sus verdugos aunque esto implique una
serie de discusiones que durarán toda la eternidad.
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