Cartas a un joven poeta, de Rainer Maria Rilke es un libro
donde se reflexiona sobre diversos temas. Cada uno de ellos particular. Pero,
más que nada, habla sobre poesía y la labor del poeta.
Tiene un estilo limpio, cercano. Te ayuda a adentrarte en ti
mismo y a explorar el mundo artístico. Define al artista como una persona
humilde y paciente. Alguien que no arranca de su ser sus creaciones, sino que
crea con paz y serenidad; sin importarle cuánto tiempo puede esperar su
creación. “Todo estriba en gestar y luego dar a luz”, afirma. Las obras de arte
no pueden ser fruto de la moda, sino, más bien, de una interiorización del
artista que se conoce a sí mismo.
Las cartas van dirigidas a un poeta llamado Franz Kappus. Al
parecer fue un joven poeta que buscó consejo en Rilke, y lo encontró. Rilke se
nos muestra como un poeta curtido por el tiempo. Un hombre que ama su vocación
artística y que la conoce en profundidad. Además, no tiene problemas en abrir
su alma a otros artistas que quieren aprender.
Me ha impresionado la fuerte crítica que realiza contra la
crítica artística. Pues dice: “lea lo menos posible reflexiones de orden
estético y crítico: o bien son puntos de vista partidistas, fosilizados y que
han perdido sentido en su endurecimiento sin vida, o bien son hábiles juegos de
palabras en los que hoy gana un punto de vista y mañana el contrario”.
Encuentro esta consideración muy acertada. Debemos atrevernos a formar nuestro
propio juicio respecto al arte para poder crecer en el mundo artístico. Si todo
queda en la academia no habrá verdadera creación en el futuro. Rilke afirma que
“las obras de arte son de una soledad infinita y nada las alcanza menos que la
crítica”. Esto se lo dice a Kappus porque está preocupado por sus poemas, por
la opinión que se puedan formar aquellos que los lean. Y no hay error más
tentador para una persona que crea. Pues la opinión ajena puede minar todo el
afán creador y hay que estar dispuesto a ser independiente en este aspecto. Los
griegos definieron muy bien la noción de catarsis, y no nos podemos dejar
llevar por la vulgaridad de una crítica ajena. El poeta es cercano en sus
creaciones cuando es leído por aquellos perciben la vida de una manera parecida
a la suya.
Una constante a lo largo del libro es la
soledad. El autor repite muchas veces que es necesario saber estar solo. La
soledad nos pone cara a cara con nuestra interioridad. Sólo descubriremos cuál
es nuestro ser si nos adentramos en la selva de la soledad. Si somos capaces de
soportarla y amarla con paciencia. “Lo que es necesario sólo es esto: soledad,
gran soledad interior. Adentrarse en sí mismo y no ver a nadie durante horas,
eso es lo que hay que conseguir”. Otro tema que trata es el de la infancia.
Saber ser niño es importante para un poeta. Un niño es capaz de mirar el mundo
con asombro y de cantar sus bellezas. Un niño no se enreda en el mundo de los
adultos, sino que puede formar una idea genuina y única del mundo al margen de
la percepción adulta. Por ello, dice: “Estar solo, como uno ha estado solo
cuando era niño, cuando los adultos iban y venían, enredados en cosas que
parecían importantes y grandes porque las personas mayores tenían un aspecto
tan ocupado y porque uno no comprendía nada de sus quehaceres”. Y luego, “si
piensa en su infancia, volverá a vivir entre ellos, entre los niños solitarios,
y los adultos no son nada, y su dignidad no tiene ningún valor”. Así podremos
mantenernos al margen del ajetreo del mundo adulto y crecer por dentro.http://es.wikipedia.org/wiki/Cartas_a_un_joven_poeta
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