En este fragmento nos encontramos con la reflexión que hace
la hermana sobre la situación vivida por la familia, afirmando que el insecto
que hasta entonces habían tomado como hermano e hijo, Gregorio, no es tal y ha
perdido toda su humanidad. Le culpa de
la pena y miseria de la familia, señalándole con repudio y asco mientras abraza
a su padre que, con gesto aprobador, recela con la mirada al insecto que tan
precaria ha convertido en sus vidas, aquel que una vez sacrificó todo para ser
el sustento de estás.
El tema es por tanto la decisión por parte de la familia y
encabezada por la hermana de abandonar la esperanza y cualquier signo de
expectativa de ver a su hermano reflejado en el insecto que ocupa su cuarto. Ante
esto y como veremos en el resto de la
historia, este incidente sería precisamente la gota que derrama el vaso para la
ya manchada dignidad y paciencia de Gregorio, que traicionado y abandonado por
su propia familia, prefiere mantenerse fiel a su bondad y consideración a aquellos
que una vez quiso y se deja morir. Bien de hambre, debido a la infección de su
espalda o simplemente de pura pena.
Relacionando este tema del fragmento con el del resto de la
historia, nos encontramos a una familia que da la espalda a un ser querido cuando
es él ahora quien precisa de ayuda. Este cambio de tuercas, el aspecto físico y
la dependencia que crea tener a alguien no autosuficiente en la familia hace
que su familia no le respalde y que primero ignoren la situación para más tarde
afrontarla cara a cara para rechazar definitivamente a Gregorio, sumándole en
esa tristeza infinita que le llevará a la muerte.
El ver cómo las personas, que se suponen son las más
cercanas a uno, pueden terminar aislándote, llegando a sentir hasta repulsión
por ti, dejarte de lado por el simple hecho de que te desconocen y que algunos
ni siquiera muestran interés en querer descifrarte, en querer conocerte... cómo
todos pueden seguir sus vidas, esforzándose por ellos y por sus vidas, pero
dejándote totalmente solo, sin ayuda, sin comprensión, sin consuelo, como si
nunca hubieses existido en sus vidas. Qué solitario el ver desde un rincón y
alejados de todos el pasar de los días, extrañarte de la vida y hasta de ti
mismo sin poder comprender nada, sólo observar... esperar... y morir.
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