martes, 29 de octubre de 2013

"SAN MANUEL BUENO, MARTIR" de Miguel de Unamuno: EL SACRIFICIO POR EL BIEN COMUN

Esta novela representa una reflexión sobre el sentimiento trágico que es la vida y cómo al vivir estamos muriéndonos de igual manera. Este tema es adecuado en cuanto al contexto histórico, ya que fue escrita  a principios de 1900, cuando se presenta la física moderna y los estudios sociológicos en el mundo.

San Manuel Bueno, Mártir (publicada por primera vez en 1931) presenta la historia de un santo que no es santo. Don Manuel, párroco de Valverde de Lucerna, parece ser un  gran hombre religioso, ya que ha conmovido a todo el pueblo con sus misas, sermones y buenas acciones. Sin embargo, cuando Ángela Carballino, una joven originaria de dicho pueblo que había viajado a Madrid hace unos años, regresa a los quince años de edad; logra percibir una cierta tristeza en los ojos azules de Don Manuel.


Ella después descubre, gracias a su hermano Lázaro (quien había regresado a España desde América), que Don Manuel en realidad no cree en la religión que imparte. Existe un gran conflicto dentro de este personaje, ya que él desea creer en la inmortalidad pero sin embargo, su razón se lo impide. Esta rivalidad entre la razón y la fe lo lleva a su lenta autodestrucción, pues él decide en pretender tener estas creencias por el bien del pueblo. Su sentido por el bien común parece ser más grande que su sentido por vivir. Pero, ¿acaso no todos nosotros vivimos de cierta manera o realizamos ciertas acciones por el bien de alguien más?

El amor que tiene Don Manuel por el pueblo inclusive se puede comparar con el amor que un padre tiene por su hijo, y causa de esto, él hace lo que sea para calmar sus penas. No obstante, aun cuando él realiza este sacrificio, el mismo no pude lograr comprender la naturaleza del suicidio:

“Un niño que nace muerto o que se muere recién nacido y un suicidio -me dijo una vez- son para mí de los más terribles misterios” (Pág-32)


Puede que Don Manuel no haya hecho su sacrificio por los demás, sino que para conseguir calma en su vida, le dio fe a los demás, esperando que ésta se reflejara en sí mismo y consiguiera la paz.


Ricardo A. Arias

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