Laura Isabel Romero Yáñez
El Principito |
Desde el comienzo del libro la capacidad de
interpretar del lector se pone a prueba,
y el narrador sirve de guía para
explicar el camino que busca que éste siga, la comparación con la visión del
niño es esencialmente el afrontar lo que la presión y monotonía que impone la
“sociedad” al hombre, el piloto es el ejemplo de tal expresión, que es un
adulto desesperadamente buscando ser niño y que empieza a acercarse a esto
gracias al principito.
Los mundos por los que el principito pasa están
regidos por la descripción que él da de sus habitantes y características, ambas
son relevantes puesto que le dará el color al mundo, algo en común es este
egocentrismo y superioridad que presentan cada uno en cada planeta, por
supuesto siendo ellos adultos y no
niños como el principito.
La obra hace un especial énfasis en las
ilustraciones que para la mayoría de sus lectores requieren una explicación que
el propio Saint Exupéry propone, enseguida están los personajes que describen
actitudes, estados y situaciones que el humano esta relacionadas con, desde la
rosa y los volcanes hasta el piloto y el principito, ésta obra está repleta de
realidades a interpretar que posteriormente se explican en la manera más simple
de entender posible. La búsqueda de ese “niño interno” es inagotable para
Antoine que centra su historia en la capacidad ilimitada de los infantes a ver
e interpretar, que el adulto simplemente deja atrás para enfocar su atención en
necesidades hasta cierto punto ficticias que surgen como prioridad.
Es importante observar la interacción del
principito con cada uno puesto que es él quien contextualiza las situaciones
más cotidianas en las que se desenvuelve el hombre. La visión que genera el
principito en cada planeta es un tipo de avance al afrontar cada novedad.
Antoine de Saint Exupéry |
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