Nélida Fernanda Campos Galarza
Jean-Paul Sartre (1905-1980) |
A puerta cerrada (pdf) |
A puerta cerrada es una pieza en un acto de Jean-Paul Sartre
donde se habla de un infierno diferente al convencional, un infierno donde no
hay tortura física, no hay verdugo, no hay salida; donde todo está todo está
planeado y acomodado de tal forma que los que lleguen se puedan ver reflejados
únicamente en los otros y gradualmente se empieza a depender de esa visión. Los
personajes de la obra empiezan a buscar y a exigir la aceptación de aquellos
que más los juzgan y los odia.
La falta de espejos en la obra juega un papel importante ya
que el verse un espejo es una forma de comprobar la identidad física, de saber
que existes materialmente en el mundo. En Estelle la necesidad de ser
reconocida físicamente es mayor que en los otros dos personajes ya que, en
vida, siempre fue admirada por los hombres debido a su belleza siempre tuvo fuertes inseguridades pero la
reconfortaba saberse deseada por los hombres.
Sin embargo los 3 personajes tienen la necesidad de ser reconocidos por
alguien.
Casi al principio de la obra los personajes se están
preguntando por que los pusieron juntos y porque no había verdugo e Inés
sugiere que “El verdugo es cada uno para los otros dos” (Sartre, 1994) . Mientras la obra avanza se hace más
obvio que dos construyen el infierno de uno. Para cada personaje hay uno que
representa una necesidad y otro que representa un atractivo y un estorbo. Es
extraño que el que representa una necesidad para uno es al mismo tiempo el que
más lo odia o juzga. Sería más sencillo si faltara uno de los personajes ya que
de esa forma al menos uno cumpliría con su necesidad.
Cuando dejan de existir en el mundo se vuelven parte del
infierno totalmente, es el único lugar donde alguien los sigue considerando
existentes donde conocen sus faltas y el simple hecho de que alguien, aunque no
esté vivo, las conozca los ata a ese lugar les da esperanzas y se las quita,
los tortura.
Estando solos podrían volverse locos, perderse a si mismo y
dejar de sufrir pero no están solos, hay alguien que les recuerde lo que son,
lo que hicieron y lo que los atormenta. Eso constituye su infierno
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